viernes, 13 de abril de 2012

HOTELES CON ENCANTO (QUE NO APARECEN EN LAS GUÍAS DE HOTELES CON ENCANTO). ANCASA HOTEL. KUALA LUMPUR.

 Las Torres Petronas son a KL lo que la Torre Eiffel es a París. Su símbolo. La foto preferida. El llavero más buscado en las tiendas de recuerdos. Lo que no podrá faltar en el logotipo de los juegos olímpicos de Kuala Lumpur cuando Kuala Lumpur los organice, que lo hará, tiempo al tiempo. Cuando llegamos a la capital malaya nos alojamos en un hotel de cuyo nombre no puedo acordarme. Tampoco quiero acordarme. La habitación se aproximaba al umbral de lo simplemente correcto y aunque nuestro nivel de exigencia no es excesivo, para una ocasión como aquella  (viaje de novios), las expectativas se habían visto defraudadas. La visión desde la ventana se reducía al tejado de un edificio anexo utilizado como basurero por los habitantes de otro edificio anexo al anexo y más alto que áquel. Triste imagen. Al llegar a la habitación, pensé que nos habíamos equivocado de destino.
Cuando agotamos las tres noches que teníamos reservadas cambiamos de alojamiento. Nuestro nuevo lugar de descanso: ANCASA HOTEL. Con mayúsculas. Un edificio en Jalan Tun Tan Cheng Lock que nos pareció lujo asiático a precio asequible.. Comenzamos a ver KL como una ciudad moderna. Descubrimos calles repletas de tiendas de moda. La incipiente modernidad de Malasia. Y sobre todo las Torres Petronas. Las omnipresentes Torres Petronas,  la obra cumbre del argentino César Pelli, descubiertas incluso por  los mismísimos Sean Connery y Catherine Zeta-Jones en "La Trampa".y que contemplábamos desde la habitación de nuestro nuevo hotel. El periódico en la puerta por la mañana. Desayuno, esta vez sí, digno de un cuatro estrellas. Al final, un gran acierto para despedirnos de la capital malaya antes de partir a descubrir nuevos destinos en el mar del Sur de la China.

lunes, 2 de abril de 2012

Roma, visita obligada

Hacer una parada en la heladería Gioliti, en la Via degli Uffici del Vicario para saborear una Coppa Mondiale es una estupenda manera de descansar en la apretada agenda del visitante de Roma.

No sabemos si nuestros protagonistas se deleitaron con un helado italiano, posiblemente el mejor del mundo, o si se pasaron por alguna tienda de la Vía de Lavatore en busca de algún recuerdo de su viaje, pero desde luego gastaron mucha zapatilla en su visita a la capital italiana. Chesús y Miguel partieron para Roma en septiembre del pasado año con una semana por delante para conocer una de las ciudades más bellas del mundo. Aterrizaron en el aeropuerto de Ciampino y se alojaron el hotel Lazzari, en la Via Castelfidardo, muy cerca de la Estación Termini. Nos dejaron algunas impresiones, no todas buenas, sobre una ciudad con casi tres mil años de historia.

“Roma, una ciudad llena de restos históricos y monumentos, iglesias montadas con muchísimo lujo (mármoles, bronces, techos artesonados dorados) pero una ciudad muy sucia, donde las papeleras casi están inscritas en el INEM, dado que la gente pasa mayoritariamente de ellas y echan todo a la calle…

San Pedro del Vaticano, impresionante. Más que una basílica parece un museo, dadas las obras artísticas que contiene.

El hotel, muy bien, pero cuando nos íbamos nos hicieron pagar esa especie de "impuesto revolucionario" municipal que han establecido gravando la estancia del turismo en los hoteles”.

No es la única tasa. Quienes recorren la ciudad a bordo de un autobús turístico, visitan la playa de Ostia situada en las proximidades o los que navegan por el río Tiber deben aportar un euro con el que el ayuntamiento de la capital espera promocionar Roma en el mundo.”

Miguel y Chesús, nos aseguran que volverán a Roma donde todavía les esperan muchos lugares que descubrir.