Costa Rica debe su nombre a la belleza de sus costas y litorales, lo que se considera uno de los tesoros más grandes del país. Bautizada así por el propio Cristóbal Colón, se ha convertido por méritos propios en uno de los mejores destinos turísticos de América ofreciendo naturaleza en estado original. Ha contribuído a ello la estabilidad política que se traduce en paz social, en contraste algunos de sus países vecinos. Si a esto añadimos el clima tropical de que disfruta, entenderemos el porqué de los varios millones de turistas que recibe cada año.
Una de las ventajas que ofrece este país al turista es la pequeña distancia que separa a la capital San José, de las principales playas y costas. Una persona puede disfrutar de las aguas del Océano Atlántico a las 8 de la mañana, emprender viaje a las 10, y estar buceando en el Pacífico a las 5 de la tarde. Desde algunas cumbres del país se pueden divisar los dos océanos al mismo tiempo.
En los 1.228 kilómetros de litoral se esconden algunas de los más espléndidas formaciones coralinas de América Central unidas a la presencia de la selva vecina.
El paisaje comienza al norte del país en la costa del Pacífico, con la visión semicircular de la Bahía de Salinas, al fondo de la cual se abren extensas playas de arena gris perla y se localizan algunos de los lugares más famosos para practicar la pesca deportiva.
A partir de ese punto, se pueden localizar en este litoral alrededor de 100 playas cuyas variaciones de forma, color, tipo de arena, temperatura del agua y paisaje las convierten en las mejores de Centroamérica.
Uno de estos lugares increibles se llama Cuajiniquil. Los pescadores artesanales que viven en la zona, surten a los viajeros con deliciosas comidas marinas como pulpo, peces cocinados a la parrilla, cócteles de la carne deliciosa del caracol cambute y almeja reina y mixturas a base de percebes, ostiones y pianguas.
En la playa vecina de Nancite, hay meses del año en que la playa se cubre literalmente de tortugas, sin que quede un sólo espacio libre de ellas, es una fantástica visión de aletas, patas y caparazones de colores diversos que se mueven como si formaran parte de un ballet. Otro espectáculo único en el mundo se da en las playas de Tortuguero, donde para agosto, septiembre y octubre llega a desovar la famosa tortuga verde.
Hay lugares del país en que realmente uno no sabe si la playa domina a la selva o la selva a la playa. Este es el caso de Manuel Antonio, en las aguas del Pacífico cerca de Puerto Quepos, en la llamada franja litoral del Pacífico Sur. Aquí literalmente, la selva se descuelga sobre la arena de la playa y el turista se asombra de encontrar, correteando en los arbustos bajos y la arena, manadas gigantescas de Mono Tití,
Cahuita, en la costa Atllántica es la prolongación hacia el sur más característica de las barreras coralinas que se extienden a lo largo de las costas del Caribe en América Central. Los fondos del arrecife en esta parte, para los que aman el buceo, son ideales, las aguas transparentes permiten observar pólipos, bosques de algas y cardúmenes increíblemente coloridos de peces de todas las formas y todas las especies conocidas en las aguas caribeñas.
Tenemos que citar también Puntarenas, el que fuera el puerto más importante del Pacífico Puntarenas es una ciudad dedicada por entero al turismo y a la pesca. Desde aquí, en viajes en yate, se pueden alcanzar las playas de la lsla Cedros, de Venado, San Lucas, Chira, y Tortuga, además de las que se encuentran en lo Bahía Ballena, como Tambor.
Todas estas tierras litorales del Pacífico Sur son muy conocidas porque en los ríos que desembocan en ellas, las selvas vecinas y algunos accidentes geográficos que las limitan, abunda las pepitas de oro…o al menos eso dicen.
Con todas estas alternativas, las playas de Costa Rica son un destino paradisiaco para los turistas de todas las partes del mundo
Fuente: http://www.guiascostarica.com/playas.htm